El desafío
La renta fija siempre ha sido una de las categorías de inversión más estables, pero ante la incertidumbre geopolítica y económica, se ha vuelto cada vez más volátil.
La elevada inflación y las sucesivas subidas de los tipos de interés en todo el mundo convirtieron 2022 y 2023 en años difíciles para la renta fija. Esto ocurrió mientras los bancos centrales se esforzaban por estabilizar las economías en medio de la disrupción de la cadena de suministro, la guerra en Europa y el aumento de los costes de la energía.
En este contexto, la rentabilidad de los bonos se disparó hasta sus niveles más altos en una década, lo que provocó fuertes caídas en esta clase de activos.
La buena noticia es que la volatilidad registrada en los mercados durante los dos últimos años ha tenido un lado positivo: la "renta" de la "renta fija" ha vuelto.
"La renta fija presenta para quienes invierten más oportunidades ahora de lo que lo ha hecho en años", afirma Kristina Hooper, Chief Global Market Strategist de Invesco.
El impacto
A pesar de la oportunidad que se presenta en estos momentos, quedan dos cuestiones importantes por resolver: ¿Cómo evolucionarán los tipos de interés? ¿Se encaminan las economías mundiales hacia una recesión? La incertidumbre en torno a estas cuestiones puede hacer que algunos inversores no estén seguros de cómo actuar. Y acertar con el momento oportuno para entrar o salir del mercado es casi imposible.
"Según el viejo dicho, nadie avisa en los máximos ni en los mínimos del mercado", afirma Lyndon Man, responsable de varias carteras de crédito con grado de inversión en Invesco.
Reaccionar en exceso ante determinadas noticias o datos también puede llevar a quienes invierten a adoptar posturas demasiado conservadoras o atrevidas en sus decisiones de inversión.
Por ejemplo, la quiebra de Silicon Valley Bank en marzo del año pasado y la posterior fusión de UBS y Credit Suisse hicieron saltar las alarmas, lo que proclamó el comienzo de un segundo 2008 y provocó que muchas de las personas que invertían corrieran a buscar refugio. Pero la situación se estabilizó pronto y se contuvo en gran medida.
Conclusión
La tarea más importante de quienes invierten es sopesar todas las consideraciones clave para hacerse una idea de la situación general. ¿Qué titulares son mero ruido a corto plazo, y qué indicios podrían convertirse en tendencias más significativas a largo plazo?
Como parte de este proceso, quienes invierten en renta fija continuarán pendientes de los datos que se vayan publicando. Sin embargo, su atención debería centrarse menos en buscar el momento perfecto para entrar o salir del mercado y más en revisar las valoraciones de riesgo y rentabilidad a medida que evoluciona el panorama económico.
Lyndon Man pone un ejemplo de ello al afirmar que, aunque su equipo no logre encontrar el momento perfecto, siguen estando bien preparados para aprovechar las oportunidades de rentabilidad disponibles en la actualidad.
"¿Podría seguir subiendo un poco más la rentabilidad?", pregunta Man. "Por supuesto. Pero, si consideramos un horizonte temporal de cinco a diez años, creemos que la rentabilidad real existente ofrece un margen de seguridad suficiente para hacer frente a posibles contratiempos".
Stuart Edwards, quien gestiona varias carteras de bonos globales y estratégicos en Invesco, está de acuerdo. "Independientemente de la evolución exacta de los tipos de interés de ahora en adelante, creemos que es el momento adecuado para aumentar la duración y reducir el riesgo crediticio, dado el equilibrio entre riesgo y rentabilidad".
Aunque la economía ha experimentado la intervención más agresiva de los bancos centrales en una generación, Edwards afirma que el entorno de los tipos de interés "nos ofrece una oportunidad única de asegurar rentas para los próximos años. No obstante, la otra cara de la moneda es que se está creando un entorno económico más difícil para las empresas".
Mejorar la calidad crediticia de las carteras ayudará a mitigar este riesgo.
"Es mejor llegar demasiado pronto que demasiado tarde", afirma.