Sin embargo, estos actores han comenzado a nadar en diferentes direcciones y, probablemente, con diferentes estilos.
- Los gobiernos ofrecen mensajes mixtos
- Los consumidores tienen otras prioridades
- Los inversores activos son más exigentes respecto a los matices de la inversión relacionada con el clima.
Por lo tanto, la burbuja sostenible ha estallado, pero a pesar de este contexto más complicado, la necesidad de inversión sostenible permanece. Las soluciones para el cambio climático y la seguridad energética aún necesitan ser financiadas y el capital necesita ser invertido de manera efectiva. Por lo tanto, cabe preguntarse que es lo que sucederá ahora en la comunidad de inversión sostenible
¿Hacia dónde nos dirigimos?
Creemos que el auge y la caída obligarán a los inversores sostenibles a pensar de manera diferente. Un enfoque más pragmático sobre todo el tema de la sostenibilidad sería más efectivo y duraría más tiempo.
Hemos visto un dogmatismo destructivo que restringe el despliegue de tecnologías puente. Las nuevas soluciones son rechazadas desde el principio si no son perfectas. Por ejemplo, vemos que los vehículos eléctricos (VE) son criticados por las emisiones vinculadas a la minería de minerales para baterías. Si nos centramos en las limitaciones de las soluciones climáticas a corto plazo, corremos el riesgo de ignorar las cuestiones más importantes, como por ejemplo, ¿Cuanto se reducen las emisiones durante el ciclo de vida de los VE en comparación con los vehículos de motor de combustión interna y, por lo tanto, cuánto capital debería fluir hacia la financiación de esta transición específica?
Ahora que el capital ya no es 'gratis', vemos una necesidad aún mayor de una asignación pragmática del capital por parte de gobiernos y empresas. Esto se ve facilitado por un entorno regulatorio más práctico.
Más que un cambio de nombre: El regulador ahora quiere Transición
La primera ola de inversión sostenible coincidió con los primeros marcos regulatorios. Adoptaron un enfoque de 'los mejores en su clase', invocando así el “palo”, es decir, un mayor coste de capital para los grandes emisores. Los reguladores ahora están ofreciendo una “zanahoria” para promover el cambio, es decir, reducir el coste de capital para los grandes emisores quepuede hacer la transición a un modelo de negocio bajo en carbono. Es importante combinar la “zanahoria” con el “palo” para facilitar el cambio.
Las directrices de ESMA para los fondos definen varias categorías de nombres