¿Cómo cumplir los objetivos climáticos con un bajo tracking error?

Los recientes datos de flujos sugieren que los inversores con enfoque climático parecen estar centrándose más estratégicamente en ETFs que tratan de replicar más fielmente la evolución de los índices de referencia estándar, y que les ofrecen una mayor visibilidad sobre cómo buscan cumplir los objetivos climáticos. Sin embargo, cuando se combinan en una misma estrategia, estas dos consideraciones pueden entrar en conflicto, por lo que se debe tener muy claro qué es lo que quieren conseguir en términos tanto financieros como no financieros. El mercado de los ETFs ofrece una amplia variedad de estrategias basadas en factores ESG, de modo que casi cualquier inversor debería poder encontrar una que se ajuste a sus objetivos.
Cuando creamos una estrategia de inversión, es habitual que cada consideración ESG adicional que incluyamos haga que nuestro tracking error aumente un poco más, ya que nos obliga a ir desviándonos progresivamente de los componentes del índice de referencia principal o de sus ponderaciones dentro de él. Es importante tener claro nuestros objetivos, para poder determinar qué parámetros incluir, especialmente en lo que respecta a los relacionados con el clima.
Fuentes: Invesco y Bloomberg, 31 de mayo de 2024. El tracking error se ha calculado desde la fecha de lanzamiento del índice común, el 16 de diciembre de 2016. El tamaño del círculo muestra el porcentaje de cobertura del mercado por ponderación.
Riesgo vs. impacto climático
Una de las principales preguntas que un inversor que tenga un enfoque climático debe hacerse, es si quiere centrarse en el impacto que las cuestiones medioambientales pueden tener en su inversión, o el impacto que su inversión puede tener en el medioambiente. En el primer caso, puede optar por una estrategia que considere explícitamente el impacto de la transición o la política climáticas o el riesgo físico asociado con el cambio climático sobre la rentabilidad financiera. En el segundo, puede aumentar la exposición a soluciones de tecnologías limpias o reducir la exposición a combustibles fósiles con el objetivo de que mejore la evolución del clima en el planeta.
La intensidad de las emisiones de carbono es una métrica frecuente. Sin embargo, existe una diferencia entre la intensidad de emisiones que utiliza los ingresos como numerador y la que emplea el valor de la empresa. Mientras que la primera cuantifica el carbono que emite una empresa para generar ingresos (una medida de riesgo), la segunda ofrece una indicación del porcentaje de emisiones de la empresa del que es responsable un inversor (una medida de impacto). Por supuesto, es habitual que las métricas de riesgo e impacto se incorporen (como de hecho se incorporan a menudo) a las estrategias climáticas en paralelo, pero identificar cuál es más relevante para ti como inversor puede ayudarte a reducir el número de métricas que manejas y, de esta forma, permitirte encontrar una estrategia con un tracking error más bajo.
Excluir los combustibles fósiles (o no)
Para los inversores que desean adaptar su cartera a los objetivos climáticos de neutralidad en carbono, el sector energético plantea actualmente un reto importante, ya que si invierten en fondos que excluyen a todas las empresas de petróleo y gas, su tracking error con respecto a los índices de referencia estándar aumenta. En Estados Unidos, la energía ha sido el sector del S&P 500 que ha registrado los mejores o peores resultados en 8 de los últimos 10 años. En 2022, por ejemplo, obtuvo una rentabilidad del 65,7%, mientras que el segundo sector apenas avanzó un 1,6% y todos los demás obtuvieron rentabilidades negativas[1].
La mayoría de los fondos climáticos aplican exclusiones a los combustibles fósiles. Sin embargo, no se puede perder de vista que se trata de un área clave en la que la diferenciación que puede ofrecer un enfoque de inversión centrado en la transición climática puede aportar potenciales ventajas. Tampoco podemos obviar el hecho de que una exclusión generalizada de los combustibles fósiles no refleja la realidad de la transición hacia una economía baja en carbono, en la que estos formarán parte del mix energético durante los próximos años, pese a que su porcentaje se irá reduciendo conforme se añada capacidad renovable a la red.
Este es un aspecto fundamental en el que difieren los índices de referencia climáticos de la Unión Europea. Mientras que los índices de referencia armonizados con el Acuerdo de París (PAB) -y, a su vez, los ETFs que los tratan de replicar- excluyen a la mayor parte (cuando no a la totalidad) del sector de la energía, los ETFs que buscan replicar el índice de referencia de transición climática (CTB) carecen de restricciones obligatorias en materia de combustibles fósiles. Aunque el enfoque más agresivo que siguen las estrategias de los PAB tiene por objetivo facilitar una transición global más rápida, el CTB puede ser una buena opción para los inversores que deseen construir una cartera capaz de reflejar con mayor precisión la transición.
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Índice de referencia de transición climática (CTB) |
Índice de referencia armonizado con el Acuerdo de París (PAB) |
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Reducción de la intensidad de carbono mínima en el momento del lanzamiento |
30% |
50% |
Descarbonización anualizada |
7% |
7% |
Exclusión de actividades empresariales relacionadas con la energía |
Ninguna |
Petróleo (10% de los ingresos) Gas natural (50% de los ingresos) Carbón (1% de los ingresos) Productores de electricidad (50% de los ingresos procedente de la generación a partir de combustibles fósiles) |
Aunque excluir a los emisores que participan en las partes más controvertidas del sector de los combustibles fósiles (como las arenas bituminosas y la energía de esquisto) puede tener su lógica en una estrategia climática, dejar fuera a todo el sector energético -en particular a todos los productores de petróleo y gas- tendría un impacto considerable sobre la rentabilidad con respecto al índice de referencia estándar en determinadas condiciones, ya que el sector puede representar entre el 4% y el 6% de la composición de dicho índice.
Perspectivas
A la hora de seleccionar y ponderar a las empresas, los requisitos mínimos de los índices PAB y CTB solo tienen en cuenta las cifras actuales y retrospectivas. Una forma muy sencilla de reflejar el impacto climático futuro es fijarse en las reservas de combustibles fósiles de una compañía. Sin embargo, evidentemente estos datos sólo están disponibles en unas pocas empresas relacionadas con la energía, por lo que ajustar las ponderaciones de solo uno o dos componentes de una cartera puede proporcionar reducciones importantes.
En cambio, las estrategias climáticas pueden adoptar un enfoque alternativo sobreponderando a aquellas empresas que establecen objetivos creíbles basados en la ciencia, o yendo un paso más allá y utilizando datos sobre la alineación con los objetivos de temperatura. Las métricas de la trayectoria de la temperatura incorporan estos objetivos climáticos, junto con cifras de emisiones y consideraciones de los escenarios climáticos futuros. Su objetivo es medir el impacto climático como un aumento indicativo del objetivo de temperatura con el que se compromete una empresa. Así, si esa empresa representase a toda la economía, ese sería el aumento de temperatura que soportaría el planeta.
Aunque, evidentemente, el foco está en limitar el impacto sobre el medioambiente, los datos de este tipo también pueden resultar útiles para limitar la rotación, ya sea en un enfoque PAB o en un enfoque CTB. Los datos de emisiones son retrospectivos, pero considerar la alineación con los objetivos de temperatura puede ayudar a orientar una cartera hacia empresas que se están descarbonizando activamente y, por tanto, limitar el nivel de rotación necesario en un fondo PAB o CTB para situarlo en la trayectoria de descarbonización que se desea seguir.
¿Qué pasa con los factores ESG?
Los inversores no deben ignorar un hecho fundamental: la Comisión Europea creó los índices PAB y CTB pensando muy específicamente en la inversión climática. Por tanto, si lo que buscas es una inversión que también tenga en cuenta otros factores ESG, debes asegurarte de que, además de cuestiones climáticas, la metodología del ETF tenga en cuenta otras consideraciones sociales, medioambientales y de gobierno corporativo.
Sin embargo, recuerda que incorporar consideraciones adicionales -incluidas las consideraciones ESG generales- puede hacer que el tracking error aumente con respecto al índice de referencia estándar. Si la rentabilidad relativa es importante para tus objetivos, debes estudiar detenidamente cómo pueden afectar las consideraciones no financieras a la rentabilidad en un determinado ETF. Lo ideal sería que optases por un ETF capaz de cumplir sus objetivos climáticos y otros objetivos ESG manteniendo un perfil similar al del índice de referencia estándar.
Invesco S&P 500 CTB Net Zero Pathway ESG UCITS ETF
Este es el objetivo de nuestro nuevo ETF, que trata de replicar un índice de referencia de transición climática a medida para obtener mejoras en todos los pilares ESG, al tiempo que intenta mantener un perfil rentabilidad-riesgo similar al del índice primario.
Invertir en este ETF de Invesco implica poder adquirir participaciones en un fondo de gestión pasiva que busca replicar a un índice, en lugar de hacerlo en los activos subyacentes que posee el fondo.