Perspectivas de inversión de mediados de año para 2025: el reseteo global

Durante la primera mitad de 2025, los cambios en las políticas y las dinámicas comerciales han generado incertidumbre en los mercados. Sin embargo, la inestabilidad suele generar oportunidades. Descubre lo que podría depararnos el resto del año.

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Oportunidades en la incertidumbre

Los cambios en las relaciones comerciales y las alianzas políticas han propiciado un reseteo del panorama económico. Esto ha provocado que la incertidumbre se dispare en los mercados globales durante la primera mitad de 2025. Sin embargo, los periodos de cambio suelen plantear nuevas oportunidades. En esta edición de nuestras perspectivas de mediados de año, reflexionamos sobre la posible evolución de los acontecimientos durante el resto de 2025 y analizamos cómo pueden los inversores diversificar sus carteras por diferentes regiones para gestionar la volatilidad.

Transcripción

El reseteo global: un análisis en profundidad

Soy Paul Jackson Estoy aquí para presentar las perspectivas de inversión de mediados de año para 2025 de Invesco. Si ha habido un año en el que ha sido verdaderamente necesario analizar las previsiones globales, creemos que es sin duda este.

¿De qué forma está alterando el reseteo global el entorno macro?

Efectivamente, ahora mismo está produciéndose un enorme reseteo global que no solo afecta a lo económico. También está teniendo lugar una profunda reconfiguración geopolítica que está modificando las relaciones entre los países

y las regiones, modificando las alianzas —en particular las de Europa en el ámbito de la defensa— y que creemos que plantea oportunidades en el viejo continente.

Además, las relaciones comerciales están cambiando. Si bien la política arancelaria introducida por Estados Unidos tendrá un enorme impacto sobre propio el país, es evidente que afectará a todas las economías del mundo, 

y tengo la impresión de que los responsables políticos globales afrontan con incertidumbre la posible evolución de sus relaciones con Washington. Esto implica también que, quizá, sus relaciones con otros países del planeta son ahora una prioridad para contrarrestar la incertidumbre que genera Estados Unidos.

¿Cómo evolucionará la guerra comercial?

La guerra comercial ha evolucionado muy rápidamente. Empezó con el anuncio el 2 de abril de 2025 de unos aranceles recíprocos a algunos tipos punitivos aplicados por EE. UU. a los productos importados de otros países.

La situación amenazaba con causar un enorme daño a la economía global, especialmente a Estados Unidos, y los mercados financieros reaccionaron violentamente a la propuesta.

En cualquier caso, la sangre no llegó al río. Los aranceles propuestos por Estados Unidos se encuentran ahora en porcentajes más bajos, y están negociándose tratados comerciales de forma individualizada con los diferentes países. Por tanto, tenemos la esperanza de que, aunque habrá daños, su alcance será mucho menor de lo que habíamos temido en un principio.

¿Evitará la economía estadounidense la recesión?

Se ha hablado mucho de si Estados Unidos entrará o no en recesión. En nuestra opinión, habrá sin duda una ralentización económica, pero consideramos poco probable que el país entre en recesión.

Creo que, de haberse aplicado las propuestas originales del 2 de abril, la recesión habría sido un desenlace prácticamente inevitable. Sin embargo, dado el punto en el que se encuentran las negociaciones sobre los aranceles y los tratados comerciales, Estados Unidos registrará un crecimiento menor, pero sin duda no una recesión.

¿Qué consecuencias puede tener el posible retroceso de Estados Unidos para la economía global?

No cabe duda de que, si la economía estadounidense experimenta problemas, lo más probable es que el resto del mundo también se vea afectado.

Hay un viejo refrán que dice que, cuando Estados Unidos estornuda, Europa se resfría.

Puesto que la economía estadounidense sigue siendo la más grande del mundo, es indudablemente la locomotora del planeta.

Por eso, su ralentización hará que el resto de países sufran las consecuencias debido a sus relaciones comerciales con ella. Puesto que las exportaciones a Estados Unidos van a reducirse, su economía se ralentizará, lo que podría suponer una reducción del 1% en el crecimiento que se habría registrado si el escenario hubiera sido distinto y que tendrá repercusiones en el resto del planeta.

En cualquier caso, creo que el resto de regiones no sufrirán tanto como EE. UU. Además, algunos países de importancia clave están aplicando ya políticas compensatorias que podrían contribuir a amortiguar el efecto de la ralentización.

Está produciéndose un desacoplamiento del comercio entre Estados Unidos y China. ¿Qué implicaciones tiene esto?

Evidentemente, China es una economía particularmente vinculada con la estadounidense. Por un lado, proporciona gran parte de las mercancías que se consumen en EE. UU. Aunque es obvio que las empresas chinas producen dentro de su país, se da también la circunstancia de que un gran número de empresas estadounidenses fabrican sus productos en China para, posteriormente enviarlos a Estados Unidos. Por tanto, las dos economías están estrechamente interrelacionadas.

Así las cosas, si se crean barreras entre los flujos comerciales entre China y Estados Unidos y se encarece

el envío de mercancías desde la primera hasta la segunda, ello tendrá inevitablemente un impacto en dichos flujos y, por ende, un efecto reductor sobre la economía china, pero también sobre las empresas, entre ellas las estadounidenses que actualmente producen en China. 

Una consecuencia probable de este efecto generalizado será que, debido a que China enviará menos exportaciones a EE. UU,, una mayor parte de su producción irá a parar al resto del mundo,

lo cual podría, en cierta medida, tener un efecto desinflacionario sobre los países receptores.

¿Qué impacto tendrá el hecho de que China haya empezado a competir con EE. UU. en el campo de la inteligencia artificial?

Los avances tecnológicos son muy importantes para el mundo y estamos acostumbrados a que Estados Unidos sea la fuerza dominante en este ámbito.

Sin embargo, en los últimos tiempos muchos han procedido de China, que ya lidera la carrera de la energía solar y empieza a competir con fuerza en el mercado de los vehículos eléctricos.

Los lanzamientos recientes de nuevos modelos —como, por ejemplo, el de DeepSeek en China— apuntan a que EE. UU. ha dejado de ser la única potencia mundial en inteligencia artificial. El gran progreso de China en este campo pone de manifiesto que no hace falta gastar tanto dinero como han gastado algunas empresas estadounidenses para obtener el mismo resultado. 

Por ello, creo que el nivel de competencia entre China y Estados Unidos va a mejorar, lo que, en nuestra opinión, supondrá probablemente una depreciación de las tecnológicas estadounidenses y una apreciación de las chinas.

¿Puede Europa evitar el impacto de la guerra comercial sobre el crecimiento?

Hay varias regiones del mundo capaces de compensar parte de los efectos negativos derivados de la guerra comercial que está librando EE. UU.

Europa es un claro ejemplo de ello. Por ejemplo, el hecho de que el entorno geopolítico esté cambiando y el viejo continente se esté viendo obligado a reducir su dependencia Estados Unidos ha hecho que la mayoría de países europeos hayan decidido aumentar su gasto en defensa.

Pero no solo deberán incrementar sus inversiones en este ámbito, sino que deberán también reactivar su base industrial militar para poder producir internamente una mayor cantidad de armamento. Esto dará impulso a la economía europea y, al mismo tiempo, llevará a Alemania a aumentar drásticamente el gasto en la actualización de su infraestructura. Los desembolsos de dinero que implica esta tarea durante una ventana temporal de al menos 10 años sugieren que las economías germana y europea recibirán un importante empujón como consecuencia de la llegada a Alemania de importaciones del resto del continente.

Por tanto, nuestra opinión es que, de hecho, la economía europea acelerará más de lo que hemos visto durante las últimas décadas a lo largo de las próximas.

¿Dónde crees que se encuentran las oportunidades?

Cualquier periodo de volatilidad y estrés presenta oportunidades, y prevemos que este en concreto traerá consigo muchas.

La renta variable estadounidense lleva décadas dominando y sospechamos que, ahora, las cosas podrían empezar a cambiar. La cuestión no es solo lo que está sucediendo en EE. UU., como el debilitamiento de la economía del dólar, sino que hay también narrativas interesantes en otras regiones del mundo.

Un ejemplo de ellas es China, donde los mercados general y de la tecnología se encuentran bastante activos y cuya economía consideramos capaz de soportar las presiones derivadas de las batallas comerciales.

Por tanto, la renta variable china sería un ámbito que podría ser interesante, y también Europa, debido al impulso que experimentará su economía. El viejo continente presenta actualmente una narrativa de crecimiento que llevaba mucho tiempo sin aparecer,

y por ello estamos observando un mayor interés en la renta variable europea por parte de inversores de todo el mundo.

También cabe imaginar que las cosas no vayan tan mal y la economía global acelere, en cuyo caso los metales industriales, y también la energía, podrían beneficiarse.

Además, hay un gran número de categorías de activos alternativos que están suscitando interés y que creemos que podrían ofrecer oportunidades, como, por ejemplo, el crédito privado. Personalmente, me resultan interesantes los préstamos bancarios, pero dentro del crédito privado general también vemos oportunidades en el ámbito de los activos inmobiliarios.

En definitiva, el abanico de categorías en las que los inversores pueden encontrar oportunidades es amplio. Pero, como siempre, la clave está en la diversificación. 

En qué fijarse en 2025

Puesto que la evolución de la guerra comercial es el tema más relevante en esta mitad de año, nuestra hipótesis principal gira en torno a la incertidumbre continuada. Además, hemos modelado los otros dos escenarios, uno negativo y otro favorable, que podrían producirse si las tensiones geopolíticas se agravan o suavizan. 

Nuestra hipótesis principal prevé que la volatilidad e incertidumbre derivadas de la política interna estadounidense persistirán durante el resto del año. Creemos que los aranceles estadounidenses serán más altos que en las décadas anteriores, pero también más bajos de los anunciados el "Día de la Liberación". Además, esperamos que las relaciones entre EE. UU. y China vaya mejorando gradualmente. Aunque probablemente estos efectos combinados causarían una leve ralentización de la economía estadounidense, la ampliación de los recortes fiscales y la desregulación podrían compensarla. Además, las presiones inflacionarias en Europa y China deberían dar a los gobiernos y bancos centrales más margen para estimular sus economías internas.

  • Diversificación: creemos que es importante que, mientras la incertidumbre continúa, los inversores diversifiquen sus carteras por diferentes zonas geográficas y clases de activos. Los activos de fuera de EE. UU. nos parecen atractivos y creemos que superarán a los estadounidenses durante el resto del año.
  • Renta variable estadounidense: tras una racha espectacular, parece que las valoraciones de la rentabilidad estadounidense comienzan a ser excesivas. Por ello, mostramos preferencia por las acciones de baja volatilidad, alta calidad y altos dividendos dentro de EE. UU., al tiempo que limitamos la exposición a las megacaps.
  • Política china: los responsables políticos están incentivando el consumo de los hogares en el país y respaldando las inversiones de capital (CAPEX) en las empresas privadas. Estas medidas podrían hacer que el crecimiento económico de China sea superior al del resto del mundo, lo que probablemente beneficiaría a los inversores en la renta variable del país.
  • Mercados europeos: Europa debería beneficiarse del mayor gasto fiscal, la mejora del consumo y bajadas de tipos adicionales por parte del BCE. Además, la economía de la región podría verse impulsada por el ingente gasto en defensa e infraestructuras en Alemania.  
  • Renta variable británica: en el Reino Unido, las acciones presentan valoraciones atractivas y ofrecen una rentabilidad por dividendo consistentemente alta. Este mercado tiene una fuerte ponderación en finanzas, un sector que debería evolucionar favorablemente conforme los préstamos hipotecarios mejoran y las curvas de tipos de interés se inclinan.
  • Renta fija: dada la incertidumbre y la rigidez de las valoraciones, asumimos riesgos con cautela. Tras un periodo de alta volatilidad política e incertidumbre en las previsiones fiscales estadounidenses, mostramos preferencia por los bonos globales de fuera de EE. UU.
  • Activos alternativos: en respuesta a los riesgos bajistas para el crecimiento, las altas valoraciones de la renta variable y los buenos niveles de actividad en los mercados de capital, mantenemos una postura defensiva en activos alternativos. Dentro del propio sector, vemos potencial en la deuda privada y las estrategias cubiertas frente al capital privado.

Esta hipótesis se basa en la situación geopolítica, donde la política comercial estadounidense provoca que otros países respondan aplicando aranceles recíprocos y reduce el número de operaciones. Podría producirse una ruptura importante de las relaciones entre EE. UU. y China.

  • Probabilidad de que EE. UU. entre en recesión: de darse esta situación, el crecimiento global podría ralentizarse significativamente, y los aranceles aplicados a otras regiones conllevarían un aumento de los precios fuera de EE. UU. Las tensiones geopolíticas podrían ir en aumento y las importaciones a EE. UU. reducirse de forma notable.
  • Por tanto, apostaríamos por activos no estadounidenses. Dentro de la renta variable, favoreceríamos los sectores defensivos, especialmente las empresas de servicios públicos y telecomunicaciones de fuera de EE. UU. En la renta fija, vemos potencial en la deuda pública no estadounidense y puntos de acceso atractivos en los activos alternativos, el crédito distressed y las situaciones especiales.  Además, daríamos prioridad a las estrategias cubiertas y al oro.
  • El oro como "refugio". Aunque el oro puede ser volátil, los bancos centrales llevan tiempo ampliando sus reservas en un intento por reducir su dependencia de los activos en dólares estadounidenses, y no vemos ninguna razón por la que la demanda del metal por parte de dichas instituciones pueda caer sustancialmente.  Además, el oro físico ha sido objeto de una fuerte demanda en EE. UU. y China que, más recientemente, se ha extendido también a los ETFs ligados al metal precioso. En nuestra opinión, esto podría proporcionar beneficios de diversificación a las carteras 

Esta hipótesis se basa en una desescalada en la guerra comercial y un cambio de enfoque por parte del Gobierno estadounidense, que modera sus aranceles y su política migratoria al tiempo que pasa a centrarse en estimular el crecimiento.

  • Normalización de la política comercial: una normalización parcial de la política comercial daría lugar a una vuelta incompleta a la situación previa a 2025. Las previsiones de crecimiento mejorarían sustancialmente fuera de EE. UU. y contrarrestarían una leve ralentización en dicho país. Las relaciones entre EE. UU. y China mejoran.
  • Clases de activos por las mostramos preferencia: en este escenario, mostraríamos preferencia por las acciones value en la renta variable, y el grado de inversión y el alto rendimiento estadounidenses en la renta fija. Dentro del ámbito de los activos alternativos, el capital privado, los activos inmobiliarios y las obligaciones garantizadas por préstamos (CLO) podrían ser apuestas acertadas.  

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    El valor de las inversiones y el de cualquier renta fluctuará (en parte como consecuencia de las fluctuaciones de los tipos de cambio) y es posible que los inversores no recuperen la totalidad del importe invertido.

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    Datos a 29 de mayo de 2025 

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    EMEA4561378/2025