Los activos digitales registraron sólidas rentabilidades en 2024. Tras las victorias republicanas en la Cámara de Representantes, el Senado y la presidencia estadounidenses, el bitcoin rompió la barrera de los 100.000 USD. A 31 de diciembre de 2024, la capitalización de mercado de todas las criptomonedas se sitúa en 3,3 bill. USD.1
Mientras que la renta variable estadounidense de gran capitalización ha avanzado un 3,2% desde las elecciones, el bitcoin y el ether han subido un 43,9% y un 39,7%, respectivamente, en el mismo periodo.2 Dada la probabilidad de que el cambio político traiga consigo acontecimientos favorables y avances en el plano legislativo, prevemos que este impulso continuará en 2025.
En nuestra opinión, las condiciones y la confianza macroeconómicas generales tienen una enorme influencia en las criptomonedas, y los cambios que está produciéndose en ambos planos —como los acontecimientos positivos tras las elecciones estadounidenses, la mayor predisposición de los inversores hacia las criptomonedas y un contexto de mercado que será aparentemente propicio si atendemos a las bajadas de tipos de los bancos centrales y a la normalización del crecimiento a escala mundial— deberían favorecer a los activos digitales.
A continuación, hablamos de los cinco factores clave por los que creemos que las criptomonedas podrían seguir evolucionando positivamente en 2025:
1. Entran en el gobierno estadounidense perfiles favorables a las criptomonedas
Trump no ha tardado en mostrarse favorable a las criptomonedas anunciando su intención de crear una reserva estratégica de bitcoins y poner al frente de la Securities Exchange Commission (SEC) y la Commodity Futures Trading Commission (CFTC) —los dos reguladores estadounidenses clave para el criptoespacio— a dirigentes con un perfil «procriptomonedas». Pero los vientos favorables para los activos digitales no soplan solo desde la Casa Blanca: según fuentes de una asociación sectorial «procripto», en las elecciones de 2024 fueron elegidos para la Cámara de Representantes y el Senado un total de 294 candidatos de ambos partidos con posturas favorables a los activos digitales.3
Probablemente, esto supondrá un cambio significativo con respecto al enfoque del gobierno de Biden, que se ha mostrado —por lo general— hostil hacia las criptomonedas. Un ejemplo de esta actitud lo encontramos en Gary Gensler, quien durante su mandato como presidente de la SEC inició varios procedimientos contra criptoempresas sin especificar el planteamiento que se estaba siguiendo, un enfoque político que se ganó la impopular denominación de «regulation by enforcement» (es decir, adoptar medidas legales sobre la base de reglas poco claras). El propio Biden ha sido generalmente contrario a las criptomonedas, como puso de manifiesto al oponerse a la Ley de Innovación Financiera y Tecnología para el Siglo XXI (Financial Innovation and Technology for the 21st Century Act, o FIT21) pese a que contaba con el apoyo de ambos partidos.
Una cuestión clave a este respecto es la SAB 121, una norma promulgada por la SEC en 2022 en virtud de la cual se imponían estrictos requisitos a instituciones cotizadas en bolsa que custodiaban activos digitales en nombre de sus clientes. La SAB 121 obligó a estas instituciones a reflejar estos activos en sus balances, lo que activó una serie de requisitos de capital reglamentarios que, en la práctica, cerraron las puertas del ecosistema digital a la mayoría de bancos.
Ante la ausencia de soluciones de custodia dentro del sistema bancario, muchos inversores en criptomonedas han tenido que recurrir a una amplia variedad de alternativas, todas ellas costosas (y, a menudo, poco fiables). Los participantes del sector esperan que, bajo el nuevo liderazgo de la SEC en 2025, la SAB 121 se revise o derogue en su totalidad, lo que abriría una vía a que más grandes instituciones ofrezcan soluciones de custodia en el espacio de los activos digitales.
Nuestra previsión es que, a medida que la postura de Estados Unidos hacia los activos digitales vaya evolucionando, los activos digitales pasarán a formar parte de las carteras de un mayor número de inversores, lo que podría marcar el comienzo de un periodo alcista de las criptomonedas.