Cómo puede el sector financiero conseguir fondos para la adaptación al cambio climático
Hasta ahora, el sector público en general, incluidos los bancos multilaterales de desarrollo (BMD) y las instituciones financieras de desarrollo (IFD), ha desempeñado un papel fundamental en la financiación de proyectos de adaptación al cambio climático.
El FMI ha creado recientemente el Fondo Fiduciario para la Resiliencia y la Sostenibilidad, que constituye el primer mecanismo de financiación asequible a largo plazo, con el fin de ayudar a los países vulnerables a hacer frente a los retos que plantean las catástrofes climáticas. Sin embargo, un informe del Global Center for Adaptation (GCA) sugirió que "el gasto público por sí solo no puede cubrir el déficit de financiación destinada a la adaptación, por lo que la inversión del sector privado debe aumentar junto con la inversión pública para completar los limitados recursos públicos".5 El GCA se creó en 2018 para apoyar la financiación gubernamental y del sector privado dirigida a la adaptación al cambio climático.
El sector financiero puede desempeñar un papel fundamental en la movilización de capital institucional para aumentar las inversiones en la adaptación al cambio climático de países en desarrollo.
Las organizaciones multilaterales y supranacionales colaboran cada vez más con los gestores de activos y otras instituciones para desarrollar y emitir bonos climáticos. El Banco Asiático de Desarrollo de Infraestructuras acaba de lanzar su primer bono de adaptación al cambio climático. Las inversiones incluirán el agua, el desarrollo urbano, el transporte y la energía6.
Siguen existiendo dificultades, ya que la emisión de bonos GSS está en su mayoría concentrada en emisores de mercados desarrollados y sesgada hacia proyectos de mitigación del cambio climático en los sectores de la energía y el transporte. Estos proyectos siguen recibiendo mucha financiación en comparación con otros proyectos de adaptación.
Para cumplir las normas institucionales y desbloquear el capital privado a gran escala, se requiere que los emisores amplíen y normalicen la divulgación de la información. Los emisores de países en desarrollo necesitan una mayor asistencia a nivel técnico para saber cómo funcionan en la práctica los instrumentos de deuda GSS, por ejemplo, directrices sobre cómo se seleccionan y evalúan los proyectos de adaptación elegibles, los informes de impacto y el papel de los revisores externos.
Transición hacia una economía de cero emisiones netas
En las economías desarrolladas, las medidas para hacer frente a los impactos climáticos se centran más en los esfuerzos de mitigación o transición para reducir o evitar las emisiones de gases de efecto invernadero. En estos países, los esfuerzos se han centrado en avanzar hacia fuentes de energía renovables como la solar y el hidrógeno, en adoptar prácticas de cultivo de alimentos más sostenibles y en implantar tecnologías para mitigar los gases de efecto invernadero.
No obstante, alcanzar el objetivo de cero emisiones netas es todo un reto y la tendencia no ha sido demasiado prometedora. Según el Economic Transition Monitor de Invesco, la intensidad de CO2 de la actividad económica debe disminuir drásticamente, mucho más que en las últimas décadas, para lograr una economía global de cero emisiones netas7. Un estudio reciente de la empresa de divulgación medioambiental CDP mostró que, de las 18.600 empresas que facilitaron datos, únicamente el 0,4%8 tenían planes de transición que se consideraban viables.
No obstante, las iniciativas políticas y la legislación gubernamental en Europa han establecido objetivos que las empresas deben cumplir. En la COP27 se presentó el grupo de trabajo del Plan de Transición y las Directrices para el Cero Neto con el fin de ayudar a empresas y gobiernos a establecer sus planes de transición.
También se espera que la ley Green Deal Net Zero Industry Act (NZIA) de la Unión Europea sea crucial para las empresas de la UE que están en transición hacia las cero emisiones netas. Esta legislación acelera el desarrollo de tecnologías de emisiones netas cero, como las energías renovables, para contribuir a reforzar el avance de la UE hacia la neutralidad climática.
Las empresas que invierten en este tipo de tecnologías pueden mejorar sus principales tasas de crecimiento adelantando las ventas futuras (registrando en el trimestre actual las ventas que se producirían en futuros trimestres). En nuestra estrategia Pan European Small Cap Equity, invertimos en la empresa petroquímica Technip Energies. Esta empresa ofrece soluciones energéticas innovadoras y sin emisiones de carbono basadas en el hidrógeno verde y la energía eólica marina, que contribuyen a aumentar, diversificar y ampliar su cartera de pedidos.
La NZIA también exige que al menos el 40% de los componentes destinados a las energías limpias se fabrique en Europa. Esto acelerará la demanda de fabricantes y proveedores europeos, como el fabricante de células solares Meyer Burger. Los 375.000 millones EUR en subvenciones, créditos fiscales, inversiones directas y préstamos de la NZIA ayudarán a cubrir los gastos adicionales de capital y de operación, y las ayudas fiscales, a financiar los planes de crecimiento.
Pero la transición hacia una economía global de cero emisiones netas aún se enfrenta a importantes retos. Sigue habiendo dudas sobre cómo definir correctamente la "transición", evaluar los progresos relacionados y equilibrar las implicaciones financieras a corto plazo.
Aún queda mucho por hacer tanto en la adaptación como en la transición climáticas para hacer frente a los riesgos climáticos y garantizar un futuro resiliente. Más inversiones a largo plazo de grandes inversores, como planes de pensiones y aseguradoras, también podrían contribuir a garantizar un cambio positivo. Si las empresas y los gobiernos quieren alcanzar sus objetivos, será imprescindible contar con fondos adicionales.