Europa
Gareth Isaac, Head of Multi Sector Portfolio Management
Las perspectivas para el mercado europeo de renta fija en 2024 son alentadoras y esperamos una buena rentabilidad, dadas nuestras previsiones sobre los tipos de interés.
La economía europea no ha dejado de deteriorarse en los últimos 12 meses conforme se han ido endureciendo las condiciones financieras. Aunque los tipos han alcanzado máximos, es probable que la economía siga endureciéndose en los próximos meses, lo que ejercería una presión a la baja adicional sobre el crecimiento y la inflación.
El BCE ha mencionado la fortaleza del mercado laboral como una preocupación clave para las perspectivas de inflación, pero nuestro análisis indica que veremos cómo los mercados laborales se moderan en 2024, lo que proporcionará al BCE la oportunidad de empezar a recortar los tipos de forma rotunda a medida que la inflación vuelva a acercarse al objetivo.
EE.UU.
James Ong, Senior Portfolio Manager
Esperamos que los bonos del Tesoro estadounidense ofrezcan una mayor rentabilidad que los activos monetarios en 2024. Las primas de riesgo en el mercado del Tesoro estadounidense son elevadas, lo que refleja un nivel de crecimiento superior al que prevemos para la economía de EE.UU.
A medida que la economía evolucione de una tasa de crecimiento superior a la tendencia a un ritmo más lento, la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) debería comenzar a recortar los tipos de interés hacia mediados de 2024. Esperamos que la curva de rendimientos se incline según el mercado se adapte a un crecimiento más lento y a la posibilidad de que la Fed reduzca los tipos de interés.
Con una rentabilidad real históricamente elevada, los títulos del Tesoro estadounidense protegidos contra la inflación ofrecen, en nuestra opinión, un valor considerable.
Reino Unido
Michael Siviter, Senior Portfolio Manager
Los recientes datos sobre la inflación y el mercado laboral han corroborado la decisión del Banco de Inglaterra (BoE) de detener el ciclo de subidas de tipos en el 5,25%. Si la tendencia actual hacia la desinflación y la relajación del mercado laboral persiste en 2024, es muy probable que hayamos dejado atrás el nivel máximo del ciclo de subidas de tipos, lo que trasladaría la atención del mercado a la posible fecha en la que el BoE podría comenzar a recortar los tipos.
El economista jefe del BoE, Huw Pill, ha descrito recientemente su estrategia respecto a los tipos de interés como algo parecido a la montaña de la Mesa, lo que supone un largo periodo de tipos sin cambios, seguido de una rápida normalización. Sin embargo, en lo que parece una contradicción, el propio Pill ha afirmado que era razonable que el mercado descuente los recortes para mediados de 2024.
Del mismo modo, en la conferencia de prensa del BoE de noviembre, el gobernador Andrew Bailey tampoco se mostró muy disconforme con que el mercado anticipe que los recortes se producirán en la segunda mitad de 2024. Por lo tanto, parece lógico que el mercado descuente los recortes para la segunda mitad de 2024.
El alcance de estos recortes es más difícil de determinar. Dependerá de la evolución del mercado laboral, tanto por el lado de la oferta como por el de la demanda. Si el desempleo aumenta más de un 0,5%, hasta el 4,7% para el cuarto trimestre de 2024, como contemplan las previsiones del BoE, es posible que los recortes se produzcan antes y sean más bruscos.
Además, una mejora en las perspectivas de la oferta laboral y de la oferta de bienes podría llevar a una evolución a la baja de los salarios y de la inflación subyacente, lo que permitiría realizar recortes con un nivel de desempleo más bajo. Sin embargo, dada la incertidumbre de los datos, el BoE tardará algún tiempo en llegar a tal conclusión y, en especial, de cara a las negociaciones salariales anuales de primavera.
Asimismo, los factores globales influirán en gran medida en el calendario y el alcance de los recortes, y seguramente el BoE no se desviará de forma significativa de la Fed y el BCE. Es poco probable que el ciclo de recortes sea tan importante como los anteriores debido a la falta de apalancamiento del sector privado, al posible estímulo fiscal hasta las elecciones generales de 2024 y a unos tipos de interés mundiales más altos.
Además, seguirá habiendo presiones al alza sobre las primas por plazo debido a la gran cantidad de oferta de bonos y a la actual incertidumbre sobre la evolución que experimentará la inflación. En consecuencia, los tipos a largo plazo podrían bajar en el futuro, pero probablemente se situarán en un nivel más alto que el observado en el ciclo anterior a la COVID.